En un exclusivo condominio de West Chelsea con un portero a tiempo completo, este santuario de dos habitaciones y un baño, raramente disponible, se despliega con la calma confianza de un hogar que lo tiene todo: luz, espacio y una terraza privada solo para ti. Bañado en brillantes exposiciones al sur y al este, la residencia captura amplias vistas protegidas sobre el histórico Seminario de Chelsea y vistas despejadas hacia la ciudad más allá, paisajes compartidos solo por unos pocos hogares selectos en el edificio. Cada rincón se siente tocado por la luz del sol, cada habitación anclada en la serenidad.

Los interiores están en verdadera condición impecable, ofreciendo una cocina con ventanas, elegantes pisos de madera y un diseño intuitivo que dirige la mirada hacia el cielo. La terraza orientada al sur se convierte en una extensión de la vida diaria: tu propio nido privado para el café de la mañana, una copa de vino por la noche o momentos de tranquilidad pasados observando hacia Lower Manhattan. Con almacenamiento en el sótano, un patio ajardinado para residentes y la presencia tranquilizadora de un portero, el edificio combina la facilidad y la elegancia en igual medida.

Fuera de tu puerta, el vecindario florece con posibilidades. El transporte es sencillo, las opciones de restaurantes son abundantes y las boutiques y galerías adornan las calles circundantes. El High Line y el Parque del Río Hudson ofrecen algunos de los espacios abiertos más preciados de la ciudad a solo unos momentos de distancia. Aquí, en uno de los rincones más vibrantes de West Chelsea, encontrarás un hogar que es brillante, acogedor y inconfundiblemente especial.

 

In a boutique West Chelsea condominium attended by a full-time doorman, this rarely available two-bedroom, one-bath sanctuary unfolds with the quiet confidence of a home that has everything: light, space, and a private terrace all your own. Bathed in brilliant south and east exposures, the residence captures sweeping, protected views over the storied Chelsea Seminary and open sightlines to the city beyond-vistas shared by only a select few homes in the building. Every corner feels touched by sunshine, every room grounded in serenity.

The interiors are in true mint condition, offering a windowed kitchen, refined hardwood floors, and an intuitive layout that draws the eye outward toward the sky. The south-facing terrace becomes an extension of daily life-your own private aerie for morning coffee, an evening glass of wine, or quiet moments spent gazing toward Lower Manhattan. With basement storage, a landscaped courtyard for residents, and the reassuring presence of a doorman, the building blends ease and elegance in equal measure.

Outside your door, the neighborhood blossoms with possibility. Transportation is effortless, dining options abound, and boutiques and galleries line the surrounding streets. The High Line and Hudson River Park offer some of the city's most treasured open spaces just moments away. Here, in one of West Chelsea's most vibrant pockets, you'll find a home that is bright, welcoming, and unmistakably special.