El Penthouse en 96 Grand Street En la cima de uno de los edificios de hierro fundido más emblemáticos de SoHo, el Penthouse en 96 Grand Street es un loft de planta completa exquisiteamente proporcionado que reimagina la vida en el centro a través de una lente de minimalismo escultórico y contención arquitectónica. Accedido por un ascensor privado con llave, la residencia de 350 metros cuadrados se despliega en una secuencia dramática de luz y volumen. La obra de ladrillo original y las ventanas enmarcadas en acero hablan del patrimonio del edificio del siglo XIX, mientras que una constelación de doce tragaluces arroja luz natural sobre los suelos de roble macizo y las paredes de yeso suavemente texturizadas. La gran sala se extiende por casi cincuenta pies, un volumen similar a una galería anclado por una chimenea de leña y enmarcado por exposiciones en todas direcciones. Adyacente a este espacio se encuentra una cocina de chef completamente personalizada, equipada con gabinetes de Corian a medida, grifos Dornbracht, una cocina Viking de grado profesional y dos lavavajillas Miele, todo oculto dentro de una composición de líneas limpias y materiales táctiles. Las habitaciones privadas ofrecen tranquilidad y elegancia. La suite principal, calentada por el sol y suavizada por un trabajo de carpintería de roble personalizado, incluye una galería de vestidor, un baño tipo spa con suelos calefaccionados y un sentido de calma estudiada. Dos habitaciones adicionales, una oficina iluminada por un tragaluz (o cuarta habitación) y un salón/media lounge brindan flexibilidad, privacidad e intimidad, cada espacio curado con la misma precisión y sutileza que las habitaciones públicas. Una escalera arquitectónica asciende hacia un momento culminante: una terraza en la azotea de 200 metros cuadrados, meticulosamente ajardinada y totalmente equipada para el entretenimiento. Con encimeras de basalto, un lavavajillas Kalamazoo, un refrigerador empotrado y vistas panorámicas que se extienden desde One World Trade hasta el Chrysler Building, este santuario al aire libre ofrece una experiencia más parecida a un jardín privado en la azotea de Milán o un pabellón en Bel Air que a una terraza tradicional de SoHo. A lo largo de todo el espacio, la iluminación integrada Lutron, la seguridad Inteli-tech y el audio en toda la casa reflejan una capa discreta de modernidad bajo la piel de hierro fundido del edificio. Esto no es una renovación, es una reinvención. Una lección magistral en proporción, textura y luz. Ofrecido por primera vez en años, el Penthouse en 96 Grand Street es una de las ofertas más raras de Nueva York: un verdadero loft de artista, elevado para la vida moderna y coronado por el propio cielo. Solo con cita privada.

The Penthouse at 96 Grand Street Atop one of SoHo’s most storied cast-iron buildings, the Penthouse at 96 Grand Street is an exquisitely proportioned full-floor loft that reimagines downtown living through a lens of sculptural minimalism and architectural restraint. Accessed by private keyed elevator, the 3,750-square-foot residence unfolds in a dramatic sequence of light and volume. Original brickwork and steel-framed windows speak to the building’s 19th-century heritage, while a constellation of twelve skylights draws natural light across solid oak floors and softly textured plaster walls. The great room spans nearly fifty feet, a gallery-like volume anchored by a wood-burning fireplace and framed by exposures in every direction. Adjoining this space is a thoroughly bespoke chef’s kitchen- outfitted with custom Corian cabinetry, Dornbracht fixtures, a professional-grade Viking range, and dual Miele dishwashers- all concealed within a composition of clean lines and tactile materials. The private quarters offer quietude and elegance. The primary suite, warmed by sun and softened by custom oak millwork, includes a dressing gallery, spa bath with radiant-heated floors, and a sense of studied calm. Two additional bedrooms, a skylit office (or fourth bedroom), and a den/media lounge provide flexibility, privacy, and intimacy- each space curated with the same precision and subtlety as the public rooms. An architectural staircase ascends to a crowning moment: a 2,200-square-foot rooftop terrace, meticulously landscaped and fully outfitted for entertaining. With basalt counters, a Kalamazoo dishwasher, a built-in refrigerator, and panoramic views that stretch from One World Trade to the Chrysler Building, this open-air sanctuary offers an experience more akin to a private rooftop garden in Milan or a Bel Air pavilion than a traditional SoHo terrace. Throughout, integrated Lutron lighting, Inteli-tech security, and whole-home audio reflect a discreet layer of modernity beneath the building’s cast-iron skin. This is not a renovation- it is a reinvention. A masterclass in proportion, texture, and light. Offered for the first time in years, the Penthouse at 96 Grand Street is that rarest of New York offerings: a true artist’s loft, elevated for modern living, and crowned by the sky itself. By private appointment only.