Ulster Academy Lofts | Una escuela reinventada

En el corazón del núcleo histórico de Kingston se encuentra una oferta única: un loft amplio y luminoso en Ulster Academy Lofts—una escuela de los años 1800 cuidadosamente reinterpretada en modernos y inspiradores espacios de vida. Donde antes los estudiantes estudiaban bajo altos techos, ahora la luz fluye a través de ventanales imponentes, iluminando un hogar que equilibra el carácter arquitectónico con la comodidad cotidiana.

Ubicada en el tercer piso, esta unidad en particular tiene una distinción silenciosa: no hay unidades arriba y una claraboya que deja entrar el sol y las estrellas. A solo unos pies del patio exterior (raramente) compartido—un mirador con parrilla, paraguas, plantas y vistas—te encontrarás en uno de los lugares más codiciados del edificio. Es técnicamente un apartamento de un dormitorio, pero la habitación de generosas dimensiones, ubicada bajo el campanario original del edificio, cerca del área de comedor, ofrece una flexibilidad innegable: oficina, habitación de huéspedes, estudio o taller creativo. Y en esa habitación, el edificio te brinda una característica distintiva: una ventana circular de vidrio enmarcando los techos y copas de los árboles de Kingston como una pintura viva, que cambia con las estaciones.
La unidad 301 tiene uno de los diseños más deseados. El plano crea espacios abiertos, con una separación ideal del dormitorio principal de la sala de estar a través de un acogedor pasillo, repleto de una pared de galería metálica de un artista.
Dentro, los detalles se despliegan:
— Pisos de madera de arce en toda la casa
— Chimenea a gas para noches acogedoras
— Techos de aproximadamente 12 pies de altura
— Ventanas enormes que permiten la entrada de luz desde todas las direcciones
— Ladrillo expuesto y una pared de estanterías incorporada
— Vestidor además de abundante espacio de almacenamiento
— Lavandería dentro de la unidad
— Dos baños
— Aire acondicionado central, termostatos inteligentes, sistema de intercomunicación

La cocina y los baños se integran perfectamente con la estética loft del hogar—líneas limpias calentadas por madera y luz. Se incluye con la residencia una de las muy limitadas unidades de almacenamiento del edificio.

Más allá de la unidad en sí, los Ulster Academy Lofts hacen un guiño reflexivo a su pasado: pizarras, luces de vidrio esmerilado propias de escuelas, suelos de madera que recuerdan a escritorios de antaño. El estacionamiento privado para residentes y huéspedes añade facilidad y conveniencia, al igual que la asociación de propiedades del edificio que se encarga del mantenimiento de los espacios exteriores. El ascensor del edificio y la rampa de entrada añaden más accesibilidad. Sin embargo, son las cosas intangibles las que perduran: tranquilidad, luz, inspiración y una fácil proximidad a las tiendas, restaurantes y el paseo marítimo de Rondout en Kingston.

Un espacio raro y lleno de alma en un edificio que rara vez está disponible—esperando a que su próximo capítulo comience.

Ulster Academy Lofts | A Schoolhouse Reimagined

In the heart of Kingston’s historic core sits a rare offering: a bright, expansive loft in the Ulster Academy Lofts—an 1800s schoolhouse thoughtfully reimagined into modern, inspired living spaces. Where students once studied beneath soaring ceilings, now light streams through towering windows, illuminating a home that balances architectural character with everyday comfort.

Located on the third floor, this particular unit holds quiet distinction: no units above and a skylight to bring in the sun and stars. Just several feet from the (rarely) shared outdoor patio—a perch with grill, umbrella, plantings, and views—you’ll find yourself in one of the building’s most coveted spots. It’s technically a one-bedroom, but the generously sized room tucked under the building’s original belfry, just off the dining area, offers undeniable flexibility: office, guest room, den, or creative studio. And in that room, the building gives you a signature feature—a circular glass window framing Kingston’s rooftops and treetops like a living painting, changing with the seasons.
Unit 301 has one of the most desired layouts. The floorplan creates open spaces, with ideal separation of the master bedroom from the living room through an inviting hallway, replete with an artist's metallic gallery wall.
Inside, details unfold:
— Maple hardwood flooring throughout
— Gas fireplace for cozy evenings
— Ceilings ~12 feet high
— Enormous windows bringing in light from every direction
— Exposed brick and a built in wall of bookshelves
— Walk-in closet plus abundant storage
— In-unit laundry
— Two bathrooms
— Central A/C, smart thermostats, intercom system

The kitchen and baths integrate seamlessly with the home’s loft aesthetic—clean lines warmed by wood and light. Conveyed with the residence is one of the building's very limited storage units.

Beyond the unit itself, the Ulster Academy Lofts nod thoughtfully to their past: chalkboards, milk glass schoolhouse lights, wood floors reminiscent of long-ago desks. The private parking lot for residents and guests adds ease and convenience as does the building's property association that handles grounds maintenance. The building's elevator and front ramp add more welcoming access. Yet it’s the intangible things that linger: quiet, light, inspiration, and an easy proximity to Kingston’s Rondout shops, restaurants, and waterfront.

A rare, soulful space in a building that rarely becomes available—waiting for its next chapter to begin.