Ubicado en 9 acres prístinos con vistas panorámicas del Long Island Sound, esta propiedad privada y cerrada es una obra maestra de la historia y el refinamiento moderno. Una vez fue un refugio favorito para los íconos de la era dorada de Hollywood, incluyendo a los Barrymore, Buster Keaton y Myrna Loy, esta extraordinaria residencia se encuentra en el corazón de Nissequogue, una ciudad reconocida por su encanto y exclusividad. Diseñada por el arquitecto célebre Stanford White, conocido por el Arco de Washington Square, la propiedad refleja una grandeza atemporal mientras incorpora sin esfuerzo comodidades de última generación. Empapada en rica historia y rodeada de paisajes impresionantes, esta extraordinaria propiedad ha sido meticulosamente restaurada, fusionando la elegancia del viejo mundo con el lujo moderno para crear una experiencia de vida sin igual. Con más de 20,000 pies cuadrados distribuidos en tres residencias distintas, la propiedad ofrece 14 lujosas habitaciones y 14.5 opulentos baños. Cada espacio ha sido elaborado con precisión, desde el techo de pizarra hasta el exquisito trabajo en piedra, asegurando un ambiente de lujo y confort supremos. La propiedad es un refugio de estilo de vida tipo resort, con una impresionante casa de dos pisos y un amplio pabellón de piscina cubierta con una piscina de Gunite, jacuzzi, gimnasio y sauna. Un nivel inferior completamente terminado ofrece una bodega y sala de cata, perfecto para reuniones íntimas. La propiedad también incluye una casa de huéspedes de tres habitaciones y cuartos dedicados para el personal, asegurando privacidad y conveniencia. En el exterior, los terrenos están impecablemente diseñados con jardines exuberantes, una cancha de tenis de grado profesional, una cascada y caminos de porcelana italiana a medida. Un garaje para cuatro autos y un generador Generac de alta potencia proporcionan seguridad y fiabilidad. Ubicada a solo minutos de playas, clubes yates, restaurantes de alta cocina y boutiques, esta propiedad ofrece una rara mezcla de aislamiento y accesibilidad. Perfectamente posicionada entre la ciudad de Nueva York y los Hamptons, es un verdadero santuario de elegancia y prestigio, convirtiéndola en una de las propiedades más deseables de la costa norte.

Set on 9 pristine acres with panoramic views of Long Island Sound, this private, gated estate is a masterpiece of history and modern refinement. Once a favored retreat for Hollywood’s golden era icons, including the Barrymores, Buster Keaton, and Myrna Loy, this extraordinary residence sits in the heart of Nissequogue, a town renowned for its charm and exclusivity. Designed by celebrated architect Stanford White, known for the Washington Square Arch, the estate reflects timeless grandeur while seamlessly incorporating state-of-the-art amenities. Steeped in rich history and surrounded by breathtaking landscapes, this extraordinary estate has been meticulously restored, blending old-world elegance with modern luxury to create an unrivaled living experience. Spanning more than 20,000 square feet across three distinct residences, the estate offers 14 lavish bedrooms and 14.5 opulent bathrooms. Every space has been crafted with precision, from the slate roofing to the exquisite stonework, ensuring a setting of ultimate luxury and comfort. The estate is a haven of resort-style living, featuring an awe-inspiring two-story great house and an expansive indoor pool pavilion with a Gunite pool, hot tub, fitness center, and sauna. A fully finished lower level offers a wine cellar and tasting room, perfect for intimate gatherings. The property also includes a three-bedroom guest house and dedicated staff quarters, ensuring privacy and convenience. Outside, the grounds are impeccably designed with lush landscaping, a professional-grade tennis court, a cascading waterfall, and custom Italian porcelain walkways. A four-car garage and a high-powered Generac generator provide security and reliability. Located just minutes from beaches, yacht clubs, fine dining, and boutique shopping, this estate offers a rare blend of seclusion and accessibility. Perfectly positioned between New York City and The Hamptons, it is a true sanctuary of elegance and prestige, making it one of the most desirable properties on the North Shore.